sábado, 13 de diciembre de 2014

FRENTE A SATANAS



JOVEN QUE BUSCABA EL AMOR Y SE ENCONTRÓ CON EL MAL


Detrás de la Herradura, centro comercial reconocido en Tuluá, hay un enorme árbol en medio de un pequeño pastal, allí a eso de las nueve de la noche Jairo uno de los personajes de esta historia el 31 de octubre del 2005 llegó a reposar después de viajar desde Buenaventura.
no sabía dónde vivía su prima Johana, hacía unos 10 años no la visitaba pero recordaba este sitio en el cual le juró amor eterno, sabiendo que eran primos y que según le decía su madre, si se metía con una prima caería sobre él la desgracia. En ese árbol ambos invocaron una fuerza espiritual para que no les permitiera estar separados, juntaron sus manos, cortaron parte de la piel en sus muñecas derechas y como en las novelas románticas sellaron su amor uniendo su sangre. No pensaron las consecuencias que para ellos traería aquel juego de enamorados.

A esta hora el sitio estaba solo, era una noche fría, el viento soplaba tenebrosamente; mientras se acercaba vio algunas sombras humanas que se escondían en medio del cañal, ubicado frente de él, eso no fue obstáculo para ir hasta el sitio de la osadía amorosa con su "primita". Su intención era recostarse un momento al lado del tronco, descansar, recordar y salir en busca de la casa de su tía Sonia, una espiritista conocida en Tuluá porque con sus "ayuditas" no hay marido ajeno que le quede grande quitar a ciertas mujeres que la consultan. 

Doña Sonia dicen: “es la mejor de todas, lee las cartas, fuma el tabaco, arregla maridos, conjura difuntos, reza la penca de sábila y hasta le vende almas al diablo”. 
Jairo conoce el trabajo de su tía pero no cree mucho en eso, porque siendo niño un día ella le pagó 2000 pesos para que se metiera debajo de una mesa, durante un sesión espiritista y le moviera los dados que ella lanzaba, para que los asistentes creyeran que era un dichoso espíritu que se manifestaba en el lugar, ese día los asistentes dejaron más de medio millón de pesos y a Jaime le dio la cuantiosa suma de 2.000 pesos. 
Al estar debajo del árbol lo mira tiernamente como si el tiempo se hubiese detenido recordando lo sucedido el día del pacto, descarga un morral negro y su chaqueta de cuero, sin pensarlo se acuesta poniendo su cabeza en el morral, cierra los ojos y empieza a reconstruir aquel día. 

Pocos minutos después, quiere abrir sus ojos pero no puede, un frío terrible sujeta su cuerpo, cree que está soñando pero pasan los segundos y no puede reaccionar, siente como si alguien estuviese sentado en su pecho, quiere gritar pero no puede, escucha voces, pasos, siente llantos, alaridos de lobos, risas macabras, su cuerpo empieza a sudar, su piel se eriza, siente que no puede mover sus manos, ni pies, el corazón tiene pulsaciones más rápidas, su pecho le duele al correr los segundos, escucha una voz que dice: “Te tengo, eres mío” y se diluye en medio de una risa satánica y tétrica, su cuerpo se va quedando totalmente pasmado, la respiración se agota, las venas de su cuello se marcan, sus puños dan golpes contra el suelo, y su lengua empieza a salirse de la boca como si algo o alguien apretara tenuemente su garganta, el forcejeo es notorio, no quiere morir, pero siente que no puede respirar, lentamente una oscuridad desolada arropa su existencia, ya su cuerpo no razona, no recuerda el pacto amoroso, no siente la belleza del lugar, no hay anhelos de seguir su camino, algo o alguien se apodera de su vida... Continuará.